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martes, 31 de diciembre de 2013

Los infaltables buenos propósitos

Por José Victoriano Martínez Guzmán


La víspera de todo comienzo suele ser un momento para establecer buenos propósitos, sin importar que se trate de una generación cíclica de intenciones que el tiempo se encarga de mostrar que quedaron sólo en eso, en una actitud muy humana, no de tropezar con la misma piedra, sino también de regresar al inicio como si nunca su hubiese estado ahí.
Los propósitos de año nuevo suelen ser un claro ejemplo de esa circunstancia, tolerable en el ámbito personal, pero preocupante cuando se trata de la conducción de instituciones públicas, cuyos resultados impactan en la mayor parte de la población.
A los buenos propósitos de todo inicio se agregan pronto ideas que presuntamente buscan aterrizarlos. La administración de Fernando Toranzo tradujo sus intenciones de austeridad en un decreto publicado el lunes 11 de enero de 2010 en el Periódico Oficial del Estado.
“(El gobernador) instruye a los titulares del Gabinete Legal y Ampliado a cumplir con el Acuerdo Administrativo que establece las Medidas de Austeridad y Disciplina del Gasto de la Administración Pública Estatal, para lo cual instruye al Secretario de Finanzas y a la Oficial Mayor a coordinarse con el Contralor General del Estado para dar seguimiento a dicho acuerdo”.
Lo anterior puede leerse en una de las actas de las sesiones de gabinete que, de acuerdo a su contenido, podría tratarse de la reunión posterior inmediata a la publicación del decreto, por lo que hoy, casi cuatro años después, ya tendría que informarse de los resultados de ese seguimiento.
“(El gobernador) reitera que esta administración se debe distinguir por una política dinámica, de trabajo, de acciones por los que menos tienen, de promoción y facilitación para hacer negocios, de fortalecimiento a los programas de educación y de salud”. Una nueva cita que, por su tono, sería de aquellas mismas fechas prácticamente inaugurales de la política a aplicar.
Pero no. Las dos citas aparecen en la descripción de la intervención del gobernador Fernando Toranzo en la sesión del 1 de octubre de 2013, la segunda acta más reciente que es posible consultar en el sitio Web del gobierno estatal. Recorridas dos terceras partes de la gestión, la manifestación de buenos propósitos continúa.
“El quinto año de esta administración, deberán consolidarse aquellas acciones y obras que se han venido ejecutando, por lo que es determinante concluir cada una de ellas e instruye (el gobernador, por supuesto) a los titulares del Gabinete Legal y Ampliado a trabajar de manera coordinada”.
Y agrega: “A su vez es necesario que cada uno de los directores que están bajo su mando asuman la alta responsabilidad que tienen encomendada”. Con actas tan escuetas y expresiones llenas de lugares comunes, es difícil de creer que esos documentos reflejen lo que efectivamente ocurre en las reuniones de gabinete.
Pero si eso es lo que son capaces de documentar y es lo que sus asistentes avalan con su firma, esas actas se convierten en prueba documental de la inmovilidad de un sexenio en el que se comienza el quinto de seis años con un exhorto a que los funcionarios “asuman la alta responsabilidad que tienen encomendada”.

Se abre incluso la esperanza, que no posibilidad, de que el gobernador vuelva a despachar en su oficina del Palacio de Gobierno, o cuando menos a realizar las reuniones de gabinete en el Salón de Gobernadores y no en un salón del Centro de Convenciones, magna obra de su “repudiado” antecesor.