SLP, representado en pedazos
Por José Victoriano Martínez Guzmán
“No se trata de que nuestro
Escudo sea objeto de un manual de imagen corporativa que permita adecuaciones o
modificaciones a modo”.
“No podemos arriesgarnos a que
por vanidad e interés de una persona lo mutilen impunemente”.
Las dos expresiones anteriores
corresponden a la defensa que se hizo del Escudo Nacional, tras la mutilación
de que fue objeto en el sexenio de Vicente Fox, y que fue bautizado como el
“águila mocha” por el entonces diputado Félix Salgado Macedonio.
Las dos expresiones podrían hoy
utilizarse tal cuales para hacer referencia al Escudo de Armas de San Luis
Potosí, no sólo mutilado, sino despedazado en tres partes para marcar sus
restos con las letras iniciales del nombre de la ciudad.
“Los símbolos … son historia e
identidad y como tales es menester procurarles durabilidad y permanencia;
permanencia por virtud del arraigo que promueven en la conciencia histórica de
un pueblo y certeza por los contenidos históricos que representan”.
“Cuando se permiten cambios con
la ligereza de una supuesta creatividad, que además de irreverente es
atentatoria de la identidad … se desprecia nuestro patrimonio histórico y
cultural”.
Dos argumentos más tomados del
debate que se dio para reformar la Ley
sobre el Escudo, la Bandera y el Himno Nacionales para evitar que se
atentara nuevamente contra su integridad.
Dos argumentos más que aplican
plenamente a la imagen con que hoy ha escogido el Ayuntamiento, encabezado por
el ex rector universitario Mario García Valdez, identificarse en su papelería
oficial y en el sitio Web.
O el Escudo de Armas está
destrozado y sólo quedaron tres pedazos, o está encarcelado tras tres ventanas
con filtros verde, gris y rojo. En el primer trozo se le impone una “s”, sobre
el segundo se esconde a San Luis Rey de Francia tras una “l” y sobre el tercero
aparece una “p”, todas escritas con una letra como descuidada.
En honor a la integridad y
significado histórico y cultural del Escudo de Armas, esa imagen no puede ser
considerada más que una expresión ignorante, que identifica a plenitud a la
administración municipal que la ha adoptado.
Sí, tiene muchos más elementos
para representar lo que es hoy el Ayuntamiento de San Luis Potosí que lo que
históricamente ha sido lo que muchos han venerado como el San Luis de la
Patria.
Deslindado del Escudo de Armas
al que ofende, la imagen representativa de la administración de Mario García
Valdez adquiere, además de mostrar el desprecio por el patrimonio histórico y
cultural, significados muy descriptivos de este ayuntamiento.
Es como si hubiesen querido
retratar el destrozo y el descuido en que tienen una ciudad llena de baches,
obras inconclusas que no atienden, noches de penumbra por distintos rumbos,
además del desorden administrativo y la indolencia para defender el patrimonio
de los potosinos ante las pillerías más anunciadas y menos sancionadas.
A golpe de imagen, aun en
pedazos, aparentan que todo va bien, aunque la Secretaría de Finanzas del
gobierno estatal revele oficialmente que las deudas municipales alcanzan más detres mil 19 millones de pesos con corte al 20 de enero. Es decir, por cada peso
de presupuesto que tendrá este año, el Ayuntamiento debe un peso con 48
centavos.
A menos de un mes de cumplirse
la mitad del periodo de este Ayuntamiento, ya no cabe culpar a la pasada
administración sobre esas penurias económicas, sino que tendrán que asumirse
como cómplices por omisión encubridora.
No hay que olvidar que
comenzaron acusando a su antecesora de dejarles deudas por más 700 millones de
pesos. Hoy la deuda que reporta la Secretaría de Finanzas se ha multiplicado
por cuatro, y nada tiene que ver el trienio de Victoria Labastida.
Los indicios dejan ver que el
Ayuntamiento no sólo ha destrozado el Escudo de Armas, por lo que la
restauración necesaria del emblema de la ciudad resulta tan representativa de
que es mucho más lo que se tiene que recuperar en la administración pública
potosina.
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